Historia

inicio1 ¡Conozca la COLOMBICULTURA! En qué consiste nuestro deporte, cómo se practica y cuál ha sido su evolución desde la Edad Media hasta nuestros días. Es un deporte ecológico en el que los palomos son admirados y puntuados tanto por su belleza, en el caso de los "palomos de raza" como por su habilidad en el vuelo y persistencia en el cortejo de la hembra, los llamados "palomos de pica".   Son animales de gran valor, tanto emocional para sus criadores, como económico, los que se convierten en campeones, y en ningún caso son maltratados u obligados a realizar esfuerzos excesivos.La Colombicultura consta de dos disciplinas relacionadas entre sí pero independientes: PALOMOS DEPORTIVOS O "DE PICA" Esta disciplina consiste en un cuidadoso entrenamiento de los animales para mejorar su capacidad de vuelo, orientación y competitividad frente a otros palomos, con el fin de que en las "sueltas" a campo abierto, ya sean en competición o fuera de ella, puedan desarrollar toda su habilidad acrobática y de seducción con la hembra que se libera para tal fin. Los aficionados siguen sus movimientos desde el suelo, y unos árbitros específicos de este deporte puntúan las evoluciones de los palomos según unas normas establecidas, declarándose campeón el animal que más puntos obtenga en una serie de pruebas denominadas DE REGULARIDAD..
"PALOMOS DE RAZA"          ENLACE RENFEC Esta modalidad consiste en la crianza de ejemplares de cualquiera de las razas homologadas, con el fin de obtener animales que se se ajusten al máximo a los estándares ideales de belleza y perfección física, sin que aquí se tengan en cuenta otras particularidades. La competición se desarrolla en locales cerrados, y de la misma forma que en la modalidad de "PICA", unos jueces especializados, observan uno a uno a todos los palomos participantes y puntúan sus características, decidiéndose así quién será campeón.
UN DEPORTE CON HISTORIA Las raíces de nuestro deporte se remontan hasta la Edad Media, y concretamente, los Reyes Católicos en una carta dirigida a la Ciudad de Murcia, fechada el 22 de diciembre de 1488, ordenaban a su justicia la protección de palomos y palomares, lo cuál no hacía sino ratificar las disposiciones aprobadas en 1466 por el rey Enrique IV previa recomendación de las Cortes de Salamanca.